Pedradas

Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Salta Pedro, salta. No creo que lo haga la verdad también le teme a eso. Los días de práctica para lanzarse en Caída Libre no habían sido suficientes para que el disminuido y menudo Pedro lograra experimentar el paroxismo placentero del que tanto le hablaban sus hermanas. Desde niño se caracterizó por ser temeroso. Y ahora que alardeaba de su vello pectoral se aseguraba siempre terrenos seguros y premeditados. Aunque iba más allá de las lecturas asignadas por sus maestros y se interrogaba por la gran mayoría de las cosas que lo abordaban, siempre terminaba rodeándose y disfrutando de lo que reprochaba.

Pedro sólo quería ser lo que aparentaba: Diferente.

Ese día parado frente al abismo, sobre la cumbre de la montaña, con las piernas temblorosas y el miedo irremediable de morir. Se había percatado de que ufanar su valentía con palabras y actitudes rebeldes que buscan su causa, eran insuficientes frente aquel precipicio que aclamaba su salto con el riesgo de que el paracaídas no abriera. ¿Acaso estaba frente a la única posibilidad de demostrarse a sí mismo lo que diariamente pretendía demostrarle a los demás: soy valiente, soy diferente?

Al final del día, Gaby y Fernanda después de hacer chistes sobre la imposibilidad de Pedro para sostener el paracaídas, decidieron no presionarlo más y hablar con el instructor para reservar dos semanas más de entrenamiento a su hermano menor. Pedro sentado sobre una piedra había asumido que hasta ese momento lo único que había hecho para ser diferente había sido encerrarse en su habitación y quejarse del mundo, desocupándose así, de la escabrosa tarea de quejarse de sí mismo y sus limitaciones adolescentes; crecer no había estado entre sus prioridades.

Rápidamente cae, se pierde y tal vez sigue intacta. Lanzar piedras al vacío quizá era un simple lenguaje de frustración. Pedro se levanta del suelo observa como caen, por un momento quiere emular a la piedra pero sólo puede asociarla con su nombre y su cabeza dura. Intuye que lanzarse sin paracaídas requiere un poco más de valentía.

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