TIPO

Gracias a mi familia, esa infancia in extenso atormentada que hicieron de mí un curioso reflexivo sobre la condición humana. Fueron las palabras de agradecimiento del dibujante e ilustrador frente a la multitud en la plaza pública de su ciudad el día que recibió reconocimiento por el alcalde. Que mi agradecimiento se extienda y no me culpen de omisión, a las instituciones gubernamentales porque sé que sus constantes rechazos y subestimación a mi obra eran un apoyo silencioso para animarme a salir del país y cultivar una pasión por la que hoy recibiré encarecidamente este reconocimiento que el azar obliga a coincidir con los tiempos electorales. También ofrezco mi abrazo fraternal, efusivo a todos mis compañeros universitarios y de tertulia que desdeñaron mis creaciones a mis espaldas pero en presencia de mis pocos leales cófrades, porque desarrollaron en mí, con pasión, el rigor de la revisión y la duda en mis creaciones, y por el silencio que ahora me otorgan, asumo que consideran tales creaciones insoportables dada su aguda armonía. Finalmente, cedí ante la insistencia de dejar algo para mi ciudad, y en honor a ustedes, compañeros, y a este pueblo amable, presento una de mis obras que por inédita goza de un aprecio particular. Develó el cuadro que adornaría el balcón de la plaza y apareció la palabra “Mierda” con una tipografía elaborada con exquisitez, acompañada de colores difuminados; ciertos rasgos sin ánimos de ser fauvistas aunque sugiriéndolo. La esposa del alcalde sonreía y aplaudía con más fuerza al unísono de sus pulseras metálicas y el aplauso colectivo mientras el artista preguntaba a alguien por la botella de ron que había dejado sobre la mesa cuando leía su discurso.

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