RATA

Después del mordisco sintió un hilo de sangre deslizándose por el glande. Mientras recibía el antibiótico en el hospital se decía a sí mismo por qué no se había orinado sobre la ropa en lugar de ir a esa sucia esquina en las afueras del restorán chino. Que una rata le haya mordido el pene entraría en la amplia lista de anécdotas que no contaría para divertir a alguien. No supo si fue la anestesia pero mientras la enfermera intentaba sanar la herida, recordó nuevamente a Alicia y la lágrima que le caía sobre el escote mientras se despedían. Trate de controlar la erección no puedo aplicarle más anestesia en esa zona, señor. Disculpe, la verdad, ya sabe son reacciones humanas. La enfermera con una sonrisa de complicidad: no se preocupe, sólo evítelas hasta donde pueda para yo lograr suturar correctamente sin producirle dolor. De todas las maneras en que se había imaginado a una mujer “jugueteando” con su sexo, aquella era quizá la única que no había rondado su imaginación. Intentaba no pensar en Alicia para evitar que el estiramiento del prepucio roto se desagarrara más. Se indujo pensar en algo desagradable y recordó que tenía el carro hipotecado, que su gato puede ocasionarle toxoplasmosis, que su familia lo despreciaba, que tenía un trámite de divorcio y que Alicia era casada. Pudo seguir enumerando, pero se concentró en la hipoteca y en el esposo rico de Alicia. “si fuese amante de Alicia ella usaría el dinero de su esposo para una causa noble con mi Mustang” pensó, sonrió y se avergonzó de aquella ocurrencia propia de un melodrama televisivo. Imaginó a la enfermera lamiendo la herida y regresó rápidamente a pensar en la posibilidad de quedarse sin carro, sin embargo, sintió un alivio al saber que pronto estaría divorciado y aunque le haya costado el carro, valía la pena, no porque su libertad fuese muy importante sino porque separarse de María constituía una necesidad fisiológica reprimida desde hace mucho. Al marcharse del hospital no sabía si darle las gracias a la enfermera o invitarla al cine. Las concurrentes escenas en los burdeles se habían desvirtuado esa noche en el hospital: llega ebrio entra en una habitación con una mujer, ésta lo relaja mientras le protege su pene. Al fin de cuentas, para él nada podía ser peor que pasar la noche de Año Nuevo lejos de Alicia, solo frente al televisor evadiendo los antidepresivos. Lo mejor era salir y comer fuera de casa. Y así fue.                                                                                                                                                                                  

Comentarios

Entradas populares