¿Virtuales nosotros?

Hay solidez en los espacios de la realidad virtual. La evidente popularidad de los Social Media ha logrado que el individuo se resignifique. En estos espacios el individuo es un “usuario” o user que es identificado a través de su username, el cambio de nomenclatura de su condición de ser, obedece al cambio de espacio que obliga al cuerpo a experimentar una metamorfosis; peso y volumen serán medidos en kilobytes, megabytes o gigabytes, el user se definirá por todo lo que pueda “cargar”, “subir” o “colgar” en las redes sociales o en su blog. En este sentido, el cuerpo virtual será sugerido por las “cargas” que de él se hagan, principalmente, a través de los archivos JPG que responden al formato más conocido de fotografías. El consumo visual cada vez más acentuado y aunado al desplazamiento de la interacción social física hacia la virtual, han hecho de programas como Photoshop uno de los software más manejados como herramienta para el “perfeccionamiento” de la imagen (virtual). Sin descartar, aquellos que optan por usar otras imágenes que suplanten la que consideran como física, propia y auténtica. El cuerpo virtual es por tanto, más maleable y susceptible al deseo y los pre-juicios.

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