NANO VELETA


I
Como presentación de Miss que no será aceptada
Soy Vanessa y estoy aprendiendo a escribir. Mi lengua materna es el Español y estoy estudiando periodismo. No es lo que quería, pero fue lo que me salió en la universidad, era eso o trabajar con mis padres en su ferretería, mis inclinaciones siempre han sido artísticas, no sé si suena arrogante, pero es lo único que se me ocurre al compararme con mi entorno.  Como les dije estoy aprendiendo a escribir, es una necesidad que tengo desde hace poco tiempo, o necedad como dice mi familia, naturalmente no es algo que me exija la carrera, solo quiero escribir bonito, o elegante, o llamar la atención, hasta me ponga unos lentes de esos que hace ver a cualquiera que sea bobo como un intelectual respetable. No se los dije, tengo veinticuatro años y me gusta creer que soy inteligente, no me hace feliz pero me da más opciones, que al final creo que sí me hacen feliz. Podría ser del tipo que se amarga y se autodestruye, pero mi egocentrismo no me permite curiosear por las ramas del ridículo y la cursilería. Parece que fui arrogante otra vez, la verdad, sí me preocupa serlo. Otra vez la arrogancia.

II
Hoja de vida moribunda
Veinticuatro años en un país caribeño de suelo e identidad irregular, con padres económicamente estables, debo decir que no es mucho lo que me he esforzado en la vida. Solo he participado en eventos de caridad. No dono dinero, nunca me ha gustado alardear de lo poco que mis padres se esfuerzan por obtener, más bien colaborando con pequeñas organizaciones en sus pequeñas luchas por los animales de la calle, por los niños huérfanos en los hospitales y en lo que sea que pueda ayudar a quien lo merezca. Y mientras hago estas cosas curso mi segundo año de periodismo donde la mayoría de las veces disfruto ignorar y ser ignorada. En esta parte también debo decir que soy de las que se masturba pensando en los padres de sus amigos. Hija adoptada con un novio o como lo llamen. Disculpen ustedes, estoy aprendiendo a escribir.

III
El porqué me animé a narrar mis ganas de aprender a escribir
Hace días leí un libro de Coelho,  eso me animó a escribir. Pensé que si esos libros podían publicarse, cualquier cosa que fuese producto de mi reflexión podría hacerlo también: una parte de mi insignificante vida, por ejemplo. Para ser precisa, la distinción entre la coherencia y la obviedad me animó a escribir.


IV
Algo de mi vida sexual para que se animen a leer un capítulo
Tengo un novio de veinticinco años, es geek o un tecnofrodita: adora las computadoras, los videojuegos y las películas de ciencia ficción, una vez me pidió que me disfrazara de Yoda para hacerme sexo oral, después de los orgasmos la incomodidad del disfraz me despreocupó. No sé si estamos enamorados pero ya nos hemos ganado gran parte del infierno por esa manera que tenemos de satisfacernos. De mi vida sexual también puedo decir que no podría ser de las que usa sus orgasmos como centro de canje para probar su dignidad. De mi sexualidad aprendí que muchas teorías se convierten en leyendas urbanas y que la experiencia por más evidente que suene, solo es personal. Que no hay mujeres ni hombres sino individuos, sujetos, pendejos, inteligentes, malditos, no-seres, qué-seres. ¿Y mi vida sexual? Continuará.

V
¡DIOS NOS LIBRE!
 El mundo se acabará y todos se arrodillarán para cruzar la vía láctea.

VI
Tengo miedo pero continúo
Hoy me hablaron de amor y me confundieron. Me pasa como con el parto. No sé cómo explicarlo pero me pasa igual. Creo que es esa conjunción de amor y sufrimiento. Es algo que me está pasando con este texto, que aunque es breve, llevo en él unos siete meses, estoy considerando que este sea el último capítulo porque mi propósito es aprender a escribir no enamorarme. No es un rechazo al amor sino a esa alusión a la divinidad que me hace sentir inferior. Duermo y hablo confundida.

VII
Game Over
Diez meses desde que comencé a escribir esto, no sé si aprendí a hacerlo, pero aún me sigo llamando Vanessa y mantengo el mismo miedo. Creo que lo hice mejor que Paulo y que puedo interpretar el juego terminado de mi novio en el PSP como otro comienzo de mi vida sexual. Consideraré este chapoteo textual como un transcurrir inusual en los pasillos de la universidad y algunas habitaciones. (Sobre las sábanas nos sobamos.)

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