Lo privado es cagar

¿La privacidad  y la intimidad son distantes en redes sociales? Muchas son las personas ligadas a causas o grupos que aun cuando difieren ideológicamente entre sí, coinciden en el respeto de la privacidad. Sin embargo, actualmente lo público y lo privado no tienen claros sus límites. En la televisión abundan los programas con el formato de Reality Show “ávido de escándalos que escarban en la intimidad…” usando la expresión de Vargas Llosa. Sin embargo, lo alarmante no es un canal de televisión que se interese por generar más rating que público reflexivo, nada novedoso, quizá lo inquietante es observar como en redes sociales los que probablemente sean los televidentes de dichos programas, también sean quienes voluntariamente ofrecen su privacidad como rito de iniciación para entrar en la criba de la fama. Diversidad de sujetos uniformados con la necesidad de “brillar” de producir una trascendencia instantánea y breve, algo que dure lo necesario mientras se construye un nuevo clic de entretenimiento con nuevas y numerosas fotos o comentarios sobre su transcurrir cotidiano. Es un carácter pornográfico de la privacidad; paradoja vívida en el querer “mostrarlo todo” a la que se tiene acceso o derecho.

Por otro lado, en internet respecto de las redes sociales se entiende por privacidad la protección de datos e información de un usuario para evitar que sean manipulados por terceros, mientras que la Real Academia Española define privacidad como un "Ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión”. En esencia, ambas definiciones coinciden, pero qué pasa con la privacidad cuando hay redes sociales que ofrecen servicios de “Prevención del suicidio”, ¿no estamos ante una intromisión en la privacidad de los individuos? Pienso en Virginia Woolf, Ramos Sucre, Alejandra Pizarnik, Vallejo, Sylvia Plath, mi vecino entre otros y me pregunto si se sentirían vejados cuando otros hubiesen intentado arrebatarles su intimidad; su muerte, esa parte de la vida que tanto les pertenecía.

¿Acaso morir no forma parte de la privacidad? ¿Es el suicidio en este mundo de arrogante verborrea sobre la libertad individual una concepción curtida de moralismos?

Probablemente, la decisión firme de los suicidas no forme parte de su privacidad y quede confinada a una parte de su intimidad como si se tratase de dos territorios distantes. Una intimidad donde los que pretenden poseer el secreto de la felicidad pueden entrar para darle sentido a una vida que desconocen porque probablemente sea más privado cagar que suicidarse.

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