CON(in)CLUSIONES

Concebir el mundo es un conflicto colectivo e individual. El sentido de la vida es una búsqueda que intenta redimir la condición abismal del ser. Las religiones aprovechan esta condición para fundamentar sus postulados de trascendencia y salvación más allá de la muerte. En la actualidad estos fundamentos religiosos conviven con el pensamiento escéptico. Lo que Weber llamó el imaginario utópico se enfrenta al protagonismo de la interioridad del ser que, en todo acontecimiento, convierte la subjetividad individual en el viaje prioritario del "menos allá". 

El lenguaje con su carácter teleológico consolida ese viaje. Frases, relatos, enunciados que trasladan lo subjetivo hacia su destino;
un viaje hacia la finalidad de lo acontecido, lo que acontece y acontecerá, una suerte de estaciones donde el lenguaje le hace escalas a la muerte.

Sin embargo, una muerte a la que el lenguaje también puede resistirse con un sentido estético  que sugiera no preocuparle continuidad, finalidad y destino para hacer del "sentido de la vida" una excusa y no una búsqueda.




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