Estado de Facebook

Hablen a mis espaldas. Soy un hombre creativo, prefiero imaginar lo que dicen de mí. Además, me acosté con esa chama porque me dio pena decir que no, ella quería quedar embarazada, tuve compasión y me acarició el ego. Tendré un hijo, lo único que el enorme pene de mi novio no podría lograr. Claro, de la chama no supe nada, es de drogómanos discotequeros olvidarse del número telefónico o dirección. Pero imaginaré a mi hijo. Tendrá vagina y cabello rizado castaño como el mío, de la madre quizá herede un lunar puntiagudo que me pareció verle en una nalga y por la manera en que chilló con el anal creo que mi hija tendrá buen carácter, como su padre. Creo que el modo de chupar el glande y presionarlo entre sus dientes es una clara señal de inclinaciones artísticas que también podría heredar mi hija de su madre. De mí no tiene mucho que heredar en ese ámbito, su madre solo me permitió pellizcarle los pezones y estirarle los dedos de los pies, con algo de suerte eso influirá en alguna inclinación musical. Sin embargo, por la manera en que escupía y se mordía la lengua durante el orgasmo creo que mi hija logrará desarrollar cierta fascinación por la arquitectura. Me hubiese gustado saber cómo se llamaba, cuando se lo pregunté, antes de irme, no contestó, seguía desnuda y echada en la cama, inmóvil, pálida de placer, quizá avergonzada sin saber cómo agradecerme. Sigo imaginando a mi hija, y a ella he vuelto a desearla. 

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