¿A qué se opone la oposición venezolana?

Hace unos días estuve en una concentración en Mérida donde corrí en medio del desorden, ahuyentada por disparos, que en la experiencia de vivir en barrio reconocí como armas de fuego. En la dispersión aproveché para retirarme, la edad me ha hecho menos valiente, quizá, pero por comodidad racional prefiero pensar que fue una reacción responsable de autolimitación.

 Lo cierto, es que mientras corríamos tuve una sobreexposición de pensamientos nerviosos donde pude asociar y sintetizar el estado general del país: miedo y desorientación. Que se confirma, también, en esa gente que no ha marchado por miedo, porque nadie le garantiza que pueda sobrevivir, porque otros dependen de su vida y, no obstante, desprecia la opresión de este sistema. Ellos también merecen reconocimiento, porque el miedo es pertinente y nos toca en diferentes momentos, porque al final ellos también han sufrido la cuota de humillación haciendo filas ecuménicas para comprar al menos uno o dos productos disponibles, porque todos hemos lamentado el robo o la muerte de un ser querido, porque todos estamos cercanos al maltrato y esa cercanía también es maltrato que atormenta, que desestabiliza y que en los peores y no pocos casos insensibiliza asumiendo como normal lo que pertenece al afuera: violencia y criminalización.

 Si bien es cierto que en toda transformación (o profundización) de las circunstancias son necesarias este tipo de crisis, lo poco habitual es la ausencia de liderazgo y orientación. En las redes sociales la gente dice y se contradice respecto a sus dirigentes de oposición en una relación amor/odio, entonces me pregunto ¿a qué se opone la oposición?

 Todos sabemos que el chavismo oligarca se opone a perder comodidades, a perder el poder, desconozco a qué se opone el chavismo con dificultades para conseguir los productos básicos y sobrevivir al hampa, posiblemente a ellos mismos (transfigurados en el fracaso). Pero, en una sociedad tan enferma como la venezolana son muchas las hipótesis que pueden desprenderse como posible respuesta. Nada puede sostenerse con firmeza en un país tan inestable como su economía.


En ese sentido, la oposición quizá se opone a la violencia y, espero también, al clasismo, a los personalismos, a la repetición discursiva sin fundamentos ni convicción, al facilismo, al maniqueísmo...  Aun con la fortaleza de las protestas, mientras haya diferencias visibles (por mínimas que sean) entre sus dirigentes, no podré definir con claridad a qué se opone “la oposición”. Sin embargo, me queda claro que se opone al gobierno, pero las generalizaciones, en estas circunstancias, por su amplitud ahogan y arrastran. Y si algo le conviene al gobierno hoy, es ese posible naufragio. 

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