Los Trabajos Del Reino en tres pedacitos

A continuación tres fragmentos breves de tres ensayos distintos basados en la novela de Yuri Herrera Los Trabajos Del Reino:

Pedacito I
La violencia no se invoca ni se promueve, nos pertenece. Somos producto de la violencia y en el desamparo o quizá en el agradecimiento acudimos a ella. Dice Walter Benjamin que “No existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie”, una frase no solo para el acontecer escabroso de la historia, sino para el cuestionamiento de ese acontecer, incluyendo las relaciones de poder que, a través de la violencia, en el sentido de Hobbes: “El hombre es el lobo del hombre”, se resisten o contribuyen a las transformaciones. Y en el sentido de Yuri Herrera “Lobo es el lobo del Rey”, la violencia instrumental no contiene la irrupción del proceso reflexivo que deviene conciencia crítica: Arte.

Pedacito II
El extranjero, el huérfano y la viuda son las figuras que Lévinas emplea para referirse al Otro que necesita ser reconocido o existir. En Los Trabajos del Reino Lobo/Artista fácilmente representa dos de esas figuras: el huérfano y el extranjero. Su orfandad se ve amparada con la protección del Rey (pasa de ser Lobo a ser el Artista), una orfandad no anulada, una condición de la que no se desprende y que podemos confirmar al final de la novela. Y es quizá por esa razón que durante el amparo del Rey tampoco deja de sentirse como el extranjero, el extraño en su entorno: “El Artista observaba y observaba con los lentes nuevos que le había mandado el Doctor, y eso es lo que le brincó: que todo era igual. Sintió a la fiesta escurrirle de largo con la velocidad de la rutina. Lo único extraño era él, que veía todo desde afuera. El único especial era él”. El personaje principal se asume como la alteridad (del entorno) del Rey y viceversa. El Artista ve en los otros que no ha dejado de ser Lobo, huérfano y extraño. 
Tres son los pliegues que experimenta el personaje principal: Lobo-Artista-Lobo. Una forma de responder al eterno retorno desde la alteridad.

Pedacito III
Tanto Fernando Ortiz como Yuri Herrera ofrecen dos personajes fundamentales en sus obras. El primero (re)crea el tabaco y el azúcar, el segundo a Lobo/Artista y el Rey. En ambos casos se perciben alegorías que exhiben virtudes que los autores no escatiman evidenciar en uno de los personajes.
La defensa directa del tabaco frente al azúcar se debe a que su proceso desde la fabricación hasta su consumo resulta más elaborado y estético, como si fuese una cualidad más cercana a la organización de las sociedades modernas atentas al desarrollo y cultivo de los sentidos para la apreciación del arte. En este sentido, el Artista de Los trabajos del reino desde su nombre representará la resistencia del arte frente al salvajismo  premoderno de la violencia transfigurada en el Rey:
Lo pensó un segundo, y el Artista supo de inmediato que, aunque aceptara, no podría escribir nada para ensalzar al Heredero; le parecía un hombre con demasiados pliegues en el alma, y él mismo ya no tenía ojos para gente así.


Finalmente, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar y Los trabajos de reino, son obras de distinta temporalidad. Dos fechas de edición y contextualización. Sin embargo, estas obras revelan una preocupación inicial por el sentido de la modernidad a través del contacto de lo extranjero y lo originario. Obras latinoamericanas cuya propuesta estética no opaca la postura ética frente a esa condición de devenir continuo que es fascinante y obstáculo a la vez, herencia colonial que ha dado lugar a los autoritarismos más exacerbados que la noción de transculturación de Fernando Ortiz intenta explicar acercándonos a una posible certidumbre que encausa la angustia y el desamparo en la pregunta por la identidad que estos autoritarismos han querido responder bajo la impostura.  


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