Una impresión para Dos Vidas

Un sentido religioso se asoma cuando se menciona a José Gregorio Hernández. Sin embargo, existe un aspecto secularizado que no puede ser eludido en la figura del reconocido médico: el hombre preocupado por la formación académica; puente entre lo espiritual y lo terrenal. Un retrato de esta preocupación está presente en la novela de Víctor Bravo Dos Vidas. Título que da cabida a otro personaje como Rafael Rangel, figura quizá relegada a los estudios básicos de las Escuelas de medicina venezolanas como si su historia personal/científica signada por una especie de penumbra, tasada en la novela, trascendiera hasta su muerte.

Esta obra convierte el contexto en caja de resonancia para quienes tenemos una vena política latente desde una perspectiva distanciada del poder que nos permite observar un país que cede más a los círculos viciosos que a los los ciclos históricos.

Desde el testimonio fragmentado en diversas voces, la obra atraviesa lo biográfico para deslizarnos sesudamente por el espacio político a través de tres presidencias fundamentales en la vida de ambos personajes y la historia de Venezuela. Es menester resaltar que con esta, su primera novela, el crítico y ensayista Víctor Bravo anula los antagonismos que generalmente se desprenden entre la crítica y la creación literaria, como si el razonamiento y la creatividad se distanciaran en ambos ejercicios de escritura. En este sentido, novelar las vidas de estos personajes históricos/científicos hace del contexto de José Gregorio Hernández y Rafael Rangel una posibilidad legible para comprender la vigencia de los procesos de transición secular, esto es, las semejanzas  entre el paso del siglo XIX al XX y el paso del siglo XX al XXI. Anhelos de futuro y bienestar que se adormecen, no se materializan para continuar por los derroteros del oscurantismo político. Las inquietudes progresistas de Guzmán Blanco que ofrecen oportunidades profesionales se opacan paralelamente con la desproporción en su uso del poder. Mientras antaño el autoritarismo cerraba conventos, actualmente se cierran fronteras. Dos vidas puede traducirse como dos tiempos que, contrario al maniqueísmo, proyecta la perversión de la mismidad temporal en la trayectoria del poder político respaldado por una sociedad que él mismo modela. Un uroboros sociopolítico que amenaza con petrificarse.

Esta obra no celebra un personaje, o dos, celebra la posibilidad de que las llamadas por Weber sociedades encantadas sean desplazadas por un conocimiento en función de la conciencia crítica. Tal como expresa José Benigno en algún momento: “…con una conciencia profunda del perspectivismo moderno, era sin duda la lección de un gran maestro”. Revelando que aunque en uno de los personajes la culpa religiosa dificulta la vocación científica, no la aniquila. He ahí un intersticio donde puede ser posible el desplazamiento hacia las transformaciones necesarias en la historia sociopolítica venezolana.

Dos vidas Rafael Rangel y José Gregorio Hernández 
Novela de Víctor Bravo. Ediciones Sellos del Fuego. Caracas, 2013.

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